¿Quien no ha sentido que trabaja mucho y que tiene poco tiempo para uno mismo, para lo importante, para la familia, para los hijos, e incluso para la salud? Es un gran tema para nuestros tiempos.
Hay tres aspectos valiosos a considerar que nos traen de vuelta al equilibrio. Uno: tener tiempo de "involucramiento social" (social engagement) permite al cuerpo regularse, reorganizarse y repararse (las tres "rrr"), y una vez que el cuerpo está en mejores condiciones, las decisiones se toman desde una fisiología que no está bajo supervivencia, ya sea para poner límites en carga de trabajo, en relaciones laborales, o incluso para cambios importantes en el estilo de vida. Dos: revisar las creencias familiares respecto al trabajo puede volverse el pivote que lo cambia todo, porque a veces inconscientemente aceptamos trabajar "duro" y trabajar "mucho" porque así nos sentimos unidos al grupo de origen (la familia), y porque para las generaciones anteriores así fue (aun cuando no tendría que ser así para nosotros). Tres: buscar desapegarse de la realidad física por medio del estudio y práctica espiritual igualmente puede generar un cambio importante, porque muchas veces un individuo se da cuenta que trabajaba mucho sólo porque estaba demasiado aferrado a lo que los sabios llaman: la ilusión de este mundo.
Para lograr más y mejores momentos de involucramiento social es necesario resolver el trauma en el cuerpo (hazlo con terapia corporal); para lograr cambiar creencias familiares es necesario hacerlo con amor y honor (hazlo con constelaciones); para desapegarse de la ilusión de ese mundo es necesario tener una práctica y comunidad espiritual (hazlo con la práctica espiritual de tu elección).
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